viernes, 17 de junio de 2016

robado 10 de junio a las 11:01



Quizá ese es mi mayor "problema", me gustan las viejas formas, la usanza vetusta, lo trasnochado para estos tiempos; aún escribo poemas con tinta, y gusto el pasar de las páginas que leo. 
No me alcanza la empatía para una prosa que en busca de romance hiciese referencia al "amor" postmoderno; qué carajos diría: "Y de mi amada recibí un wazzap, en él, las palabras y la gramática que yacían mutiladas inmisericordemente para ahorrar espacio y tiempo al escribir, me decían de su amor; algunos emoticones y símbolos de corazones con besos confirmaban su cariño". Bah! Es basura por sí sola.
Es eso, no me alcanza la forma en que ahora se quiere o se ama, es ridícula, escasa y superflua. 
Me gustan las almas antiguas, las mentes bastas y los espíritus libertos, inconformes a la época y el tiempo que dicta. Lo escaso. 
"Arcaico" me llamaron y es verdad; me place encender velas, pasear por el bosque, dormir bajo las estrellas, el aroma del café sobre una fogata, campar bajo la lluvia; me apetece el romance, que me enamoren e inspiren, enamorar e inspirar, el detalle que enternece, la caricia que amansa, el beso implosivo, la complicidad que aúna a las conciencias, me incentiva edificar el amor sabio al que no se le ve más andar de par en par... aunque no sé si alguna vez se le haya visto. 

viernes, 10 de junio de 2016

Niños en la oscuridad SÁBADO, 2 DE ABRIL DE 2016


“Me doy cuenta que aun leo las antiguas conversaciones con un deje de deseo... se tiene una alma gemela una vez.. y, una a la que le guste la noche tanto como a ti aunque odie necesitarla, que vibre con las mismas rolas que tu, y que pueda pasar horas diciendo todo o absolutamente nada sin necesidad de acabar cada frase con palabras de retroalimentación y amor ;… se tiene solo .0000005% de las veces, nada mas ... ¿puedes culparme por echar de menos mi probabilidad histórica?....”
Después de todo esa misma parte de ti fue mía, ni un pelo mas, nadie me puede culpar de nada simplemente a través de la noche era un refugio saber lo normal que era mirarme en un espejo y poder escribir el color de la peca de tu nariz. Ahora bien nuca me intereso como ahora ser un reflejo hermoso,sin embargo los verdaderos fantasmas rondan ahora mis inseguridades y el dragón ya no es de mentiras, es la critica y el fracaso.. todo se vuelve amargo como el vitroli, en las letras solo danzan mentiras infantiles como hechos sagaces y reales, tan mordaces que parecen arte, sin embargo no son más que el desespero por querer recuperar la dicha que daban las letras antes... bien hace mas de 14 lunas que no escribo algo realmente placentero, solo palabrillas insípidas, quejas mal formadas y un remiendo de escritos de antes que de tanto cocerles se están quedando viejos... ¿eso puede significar que ya no siento como antes? más bien quiero pensar que aprendí el maldito dialecto de los hombres, ese dialecto simple y bastardo que se resume en la simplicidad y monotonía de escupir frases que pueden significar algo pero que, con el uso constante pierden la simpleza del sentimiento guardado... ojala pudiera volver al tiempo cuando la musa de las letras tomaba mi pluma y bailaba con ella por oscuras y extrañas imágenes, o como cuando erizar un cuero cabelludo, cuando la simpleza de las palabras hacían que algunos se arrogasen entre el metal y mis pulsante vías de vida, pero no... Ya no. La luna se levanta noche tras noche de igual manera, el sol igual, pero nosotros seres asociables conducidos a sobrevivir daremos 20 paso a atrás de lo que sentimos para poder dar 3 hacia adelante y eso nos cambiara... ¡¿ya vez porque te extraño?! en días como estos no pasaba por mi mente la cruda realidad de que somos velas en extinción que mientras más brillan se consumirán mas rápido, cuando hablaba contigo era tan fácil solo soplar el pabilo y reír como niños en la oscuridad….

Dremus Victores Mar

resumiendo el amor 10 de junio de 2015


Con cada amor, aprendes más del amor.
Siempre nos han dicho que encontraremos “al indicado”. No sabemos cómo es encontrar “al indicado” y tampoco cómo se siente. Por eso, cuando sentimos que tras una larga búsqueda por fin nos hemos enamorado, automáticamente asumimos que ese podría ser “el hombre de nuestras vidas”. Y nos proyectamos, y hacemos planes, y, generalmente, nos cerramos a otras posibilidades, porque “ya lo hemos encontrado”, porque “nunca habíamos amado a alguien así”, “porque mientras más profundo sea el sentimiento, mayor es el amor”.
Es inevitable pensar así. Es inevitable no imaginar un futuro con esa persona que te ha hecho sentir lo que nadie más. Es inevitable cegarse durante el enamoramiento y creer que se puede vivir del amor. Sin embargo, las cosas se ponen complejas cuando las ideas que tenemos preconcebidas del amor, o las ideas del amor basadas en nuestras experiencias, empiezan a chocar con las de la otra persona.
Al principio no lo quieres ver. No quieres aceptar que eso tan perfecto simplemente no era tan perfecto como creías. No quieres aceptar que piensan diferente, muy diferente. Que tienen distintas percepciones no solo del amor, sino también de la vida. No quieres abrir los ojos y darte cuenta de que el amor no siempre es suficiente. Pero tienes que hacerlo, tarde o temprano. Y es difícil, especialmente cuando de las dos partes hay amor de por medio, pero la situación ya se escapa de sus manos. Y, eventualmente, sus caminos deben separarse
Es algo doloroso. Es algo frustrante, es algo que no se puede explicar. Quizás ahora no lo entiendes, pero sin duda hay cosas de las que te das cuenta después de descubrir que él, el hombre que pensaste que sería el hombre de tu vida, simplemente no lo es.
Aprendes que el amor debiese tratarse de compatibilidad, pero así mismo de independencia.
En un principio solemos pensar que el necesitar a la otra persona sobre todas las cosas es amar. Y, por lo tanto, nuestra felicidad suele depender completamente de otro individuo y no de nosotros mismos, como debería ser. Claro está que en un amor sano y recíproco, por lo menos una parte de tu felicidad debe depender de la otra persona, pero no la felicidad completa.
Cuando nos damos cuenta de que ese que pensamos que sería el hombre de nuestras vidas no lo es, aprendemos a reservar parte de nosotros y de nuestras vidas, solo para nosotros. Aprendemos a tomar esas precauciones para construir relaciones más sanas y maduras. Aprendemos la importancia de la individualidad.
A la vez, te das cuenta de cuán profundo puede llegar a ser un amor. Creíste que nunca amarías como amaste a este último personaje, pero lo hiciste. Así que te das cuenta de que cada vez tu amor es más y más profundo, y que si ya amaste una vez así, podrás hacerlo de nuevo, y, quien sabe, quizás aún más.
Con cada amor, aprendes más del amor, más de ti misma, y de lo que el amor significa para ti. Entiendes que el amor depende más de ti que de cualquier otra persona. Te das cuenta que puedes amar a diferentes personas, por diferentes razones. Tu cegera va desapareciendo, y cada vez ves más claro, más nítido, más ancho, más grande, más lejos.
Tarde o temprano, cuando ” el indicado” no era finalmente “el indicado”, más te abres al amor. Y más preparada estarás para recibirlo