Entra o sal, pero no te quedes
más en la puerta… porque duele.
Es una pena que tú, por el que
tantas expectativas tenía, por el que estaba volviendo a sentir eso que pensaba
que ya no existía dentro de mi, me estés provocando las ganas de pedirte que te
vayas
O que entres de una vez.
Pero no te quedes más a la deriva…
porque es una tortura. Una tortura que no habla. Y los peores dolores son en
silencio, porque se agrandan. Pero tampoco me veo con la capacidad mental, ni
mucho menos emocional, de poder explicarte todo lo que siento.
Porque siento. No soy de hielo… y
lo era. Y es una verdadera pena, que tú que tanto me derretiste, me estés
demostrando que llevas mucho más hielo del que me había creado yo…
Lo peor de todo es que ya no me
reconozco ni a mi misma, no entiendo cómo me estoy dejando engañar de esta manera
y que aún así… lo permita.
Posiblemente es porque te quiera?
Solo con tal de que dure una vez
más. Solo con tal de que no se agote otra esperanza más.
Y Esa nunca he sido yo.
Y me echo tanto de menos… que me
esfuerzo en recuperar mis días conmigo misma con nada más que un libro y un
camisón, y ya no consigo concentrarme en otra historia que no sea esta; intento
recuperar la alegría que me sobraba, y ahora tengo que obligarme a desconectar
mi mente y dedicarle esos instantes únicamente a mi misma; intento recuperar esa
chispa, en los que antes todo fluía y ahora solo busco la manera de que no
fluya nada, de dejar una hoja en blanco; pero sobretodo… intento recuperar
todas mis noches…
Quiero recuperar esas noches en
las que llegaba a mi cama y ni siquiera miraba el móvil para preocuparme si
había puesto la alarma o no, me sobraban segundos para quedarme dormida…
Ahora… ahora después de quince
hojas escritas de malas maneras y siete cigarros, los cuales nunca me han hecho
falta, se me han convertido en la única manera posible de conciliar el sueño y
sentirme… desahogada.
Y no está bien que tenga que
contárselo a unas hojas, que siempre acaban rotas de dolor por no romperme yo
de dolor contigo. Solo por el hecho de no saber qué pasa por tu cabeza, si es
que paso. Porque nunca pasa nada…
Pero si yo soy ese “todo bien” al
final de un día, si no soy quien te provoca contarle absolutamente NADA, que
simplemente te provoca… entonces… entonces ahórrame a mi este esfuerzo, este
pulso que me estoy echando inútilmente… y vete
o quédate pero no te quedes en la puerta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario